octubre 5, 2024

Insectos, las grandes víctimas del calentamiento global

* La prestación de servicios ecosistémicos por parte de los insectos aporta a la estabilización de la soberanía alimentaria. Foto Cortesía: Unimedios.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 29 de agosto de 2024).- “La pérdida de especies en el mundo sigue siendo acelerada, por lo que muchos insectos, plantas y microorganismos desaparecerán sin que el planeta los haya conocido”. Eso advierten expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en el Especial “La UNAL en la COP16” respecto a los efectos irreversibles del cambio climático.

Gracias a sus funciones en los procesos de polinización, control de plagas y descomposición, los insectos son vitales para la estabilidad y el funcionamiento de los ecosistemas. Sin embargo, se calcula que estas especies están desapareciendo a una velocidad 8 veces mayor que la de los mamíferos, aves y reptiles.

Para Sandra Uribe, docente de la Facultad de Ciencias y la Escuela de Biociencias de la UNAL, “el hombre ha visto a los insectos como agentes transmisores de enfermedades, que traen gérmenes, pero la realidad es que los bichos cumplen un papel fundamental en el bienestar de los humanos”.

“Los insectos son los polinizadores más importantes para vegetales y frutas, por eso contribuyen a la seguridad alimentaria y juegan un rol fundamental en la provisión, disponibilidad y calidad de los alimentos”.

Además, son descomponedores de materia orgánica, lo que contribuye a múltiples procesos naturales para garantizar la calidad del suelo, el agua y el aire; son en sí mismos una fuente de alimentos para otros organismos, y gracias a su papel en la fermentación permiten obtener una proteína de calidad usada hoy para alimentar aves, cerdos e incluso bovinos.

Técnicamente los beneficios que obtiene la humanidad de las funciones de la biodiversidad se conocen como servicios ecosistémicos, que en el caso de los insectos no son tan reconocidos, precisamente por el desconocimiento de estos seres.

Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señala que una de cada tres personas en el mundo consume insectos en su dieta, por lo que su existencia tiene un complejo vínculo con la vida en el planeta.

Sin embargo, actividades humanas como el uso de pesticidas en la producción agrícola, que se suman a los efectos del cambio climático, ponen en peligro a un gran número de especies. Los artrópodos –al igual que diversos microorganismos, vegetales y animales– requieren atención inmediata para preservar la integralidad de los ecosistemas.

Al respecto, la docente Liliana Hoyos, del área de Sanidad Vegetal de la UNAL, puntualizó en el Especial de Radio UNAL que “existe una tríada entre las especies que requiere la armonización de los espacios que cada una habita. Nosotros somos uno, porque somos interdependientes de las cadenas tróficas, en las que sin insectos no hay polinización, y sin microorganismos no hay vida”.

Otra situación por la que atraviesan estas especies y que requiere amplia atención y cambios en los sistemas de producción agrícola es el uso de pesticidas, que junto con los efectos del cambio climático siguen poniendo en peligro todas las formas de vida.

En este sentido se tienen experiencias como los sistemas agro-ecológicos, sobre los cuales la profesora Uribe explica: “inicialmente se partía del hecho de que teníamos que producir muchos alimentos –a medida que la población crecía – y hoy entendemos que el asunto en la naturaleza, en los ecosistemas y en los agro-ecosistemas no es tanto de competencia sino más bien de convivencia, redes, trabajo armonioso”.

Ante esta situación, los académicos aseguran que con voluntad política, y transformación social y cultural es posible lograr una armonización entre ecosistemas y así reducir el impacto de este fenómeno medioambiental.

El peligro que afronta el planeta a causa del fenómeno del cambio climático demanda atención desde todos los frentes, ya que los esfuerzos que se están haciendo para preservar la biodiversidad no son suficientes.

José Fernando Jiménez, director del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la UNAL Sede Medellín, indica: “el mayor riesgo frente a esta situación es que no necesitamos solo una adaptación pasiva a este fenómeno, necesitamos voluntad política que no se tiene, desarrollar mecanismos de educación, trabajo social y comunicación para llevar acabo la convivencia armoniosa”.

En el marco de la preparación del evento de la COP16 que se realizará en Cali, el Gobierno de Colombia anunció que se destinarán más de 930.000 millones de pesos a la protección de la Amazonia, La Mojana y La Guajira, además de otras acciones que seguirán buscando preservar la biodiversidad en el país.