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Por: Miguel Ángel Lacouture Arévalo* / Autor Invitado
Agricultura & Ganadería
(MALA – Domingo 5 de octubre de 2025).- El presidente juega a salvar al planeta, pero abandona la seguridad, la economía y la comida de los colombianos.
Parece que Gustavo Petro no gobierna Colombia, sino la galaxia. Cada discurso en la ONU, cada pelea con Israel, cada queja contra Estados Unidos, cada arenga sobre Gaza es un capítulo más de su obsesión: no ser presidente de los colombianos, sino profeta interplanetario. Lo vimos pidiendo investigar a Israel, y más recientemente lanzando al aire la joya solicitando a La Haya una “Huelga Mundial” (Sic). (No es huelga es Paro), para detener la guerra en Gaza. Es decir, un presidente convertido en predicador global sin escenario más allá de Colombia, que confunde el Palacio de Nariño con una tarima de campaña interplanetaria.
El problema es que mientras Petro juega a la diplomacia cósmica, la realidad nacional se desangra. La inseguridad aumenta, la producción cae, el campo agoniza y la ideologización política nos divide. Es como si el presidente estuviera más preocupado por salvar al planeta que por garantizar que los colombianos podamos salir de la casa sin miedo a que nos roben el celular.
La ruptura de relaciones con Israel es la muestra más clara de su ceguera ideológica. No solo dinamita un Tratado de Libre Comercio vigente —clave en el acceso a tecnología agrícola, militar y de seguridad—, sino que ahora remata expulsando al personal consular encargado de comercio. En resumen: cuando más necesitamos abrir puertas, Petro se dedica a cerrarlas con candado y a romper la llave. ¿Quién paga los platos rotos? No él, por supuesto. Los pagan el campesino que se queda sin insumos, el empresario que pierde mercados y el ciudadano común que sufre un país cada vez más inseguro.
Pero Petro no solo destruye relaciones internacionales: aquí dentro fomenta el odio como método de presión política. Sus palabras tienen eco inmediato en las calles. No es coincidencia que en Bogotá se hayan presentado ataques violentos contra la propiedad privada bajo la consigna de “libertad o muerte” que él mismo lanzó con aire de Bolívar frustrado. Y lo más grave: ahora apunta directamente a la ANDI, tildándola poco menos que de embajada comercial de Israel, y llamando a un levantamiento popular contra los empresarios. Eso, traducido, significa poner en la mira a los funcionarios y empleados de un gremio productivo que genera miles de empleos en el país. Se trata de un asedio abierto: convertir a quienes producen en enemigos del pueblo. Una estrategia tan irresponsable como peligrosa.
La gran pregunta es qué ocurrirá el día en que a Petro se le ocurra dar el salto definitivo y romper con Estados Unidos. No es descabellado: ya anda coqueteando con la descertificación, la pérdida de la visa americana y el ataque al TLC. Si ese escenario se concreta, el golpe será brutal. Adiós exportaciones, inversión y seguridad alimentaria. Colombia pasaría de tener dificultades económicas a un colapso en la producción de proteína básica para la mesa de los más pobres. Eso sí: Petro no lo sufriría. Estará ocupado lanzando discursos sobre el “fin del capitalismo” mientras el pueblo hace colas para comprar un huevo a precio de oro.
Y cuando necesita tapar el desastre, se inventa un enemigo interno. Esta semana apuntó contra Paloma Valencia, acusándola sin pruebas de estar vinculada a los llamados “falsos positivos” (Ejecuciones Extrajudiciales). No se trata de un debate político: es un intento vulgar de manchar honras, de perseguir con la palabra lo que no puede enfrentar con resultados.
Es el caudillo en su máxima expresión: si no convence, grita; si no gobierna, acusa; si no lidera, destruye.
Gustavo Petro quiere pasar a la historia como un visionario global, pero terminará registrado como lo que realmente es: un presidente que abandonó a su pueblo mientras jugaba a ser astronauta del caos. Colombia no necesita un mesías cósmico, necesita un jefe de Estado con los pies en la tierra.
Más país, menos galaxia.
* Miguel Ángel Lacouture Arévalo, Práctico en Desarrollo Rural y Agropecuario. @lacoutu