Colombia, un jardín deforestado: impacto del modelo de desarrollo en la biodiversidad

* En Colombia al menos el 48% de los sistemas biológicos están amenazados. Foto Cortesía: Freddy Gómez @neotropicall (minambiente.gov).

Agricultura & Ganadería

(UN – Miércoles 11 de septiembre de 2024).- En Colombia al menos el 48% de los sistemas biológicos se encuentran bajo amenaza. Actividades orientadas a la explotación de recursos naturales y la maximización de la producción agrícola y ganadera, además del consumismo, apartan al ser humano de un pensamiento ambiental que trabaje de manera integral en la construcción de proyectos de desarrollo sostenible en la nación; así lo consideran diferentes expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

En el especial La UNAL en la COP16, programa de Radio UNAL, expertos de la Sede Manizales plantearon que el actual modelo de desarrollo, pensado en satisfacer los intereses humanos, configura uno de los principales riesgos para los ecosistemas en el contexto del cambio climático, porque carece de una conciencia ambiental que reconozca el patrimonio de la biodiversidad.

Patricia Noguera, docente de la Facultad de Ciencias de la UNAL e investigadora del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA), señala que “el modelo de desarrollo es el principal riesgo para los ecosistemas. La ciencia del capitalismo es la devaluación y la explotación, no es el cuidado, […] por eso debemos trabajar en la construcción de proyectos orientados en el pensamiento ambiental con transformaciones profundas en el sentido de la cultura del cuidado”.

La fragmentación de los ecosistemas por cuenta del desarrollo se evidencia por ejemplo en los guadales, que de las más de 12 millones de hectáreas solo queda el 4%; también en los bosques de niebla, que de 9,7 millones de hectáreas se han reducido a 1,18 millones de hectáreas, según el Instituto Humboldt; y de los 9 millones de hectáreas de bosque seco, solo queda el 8%.

“Todo eso se expresa en 150.000 toneladas de sedimentos que cada año llegan al mar por el río Magdalena, blanqueando el 80 % de los corales entre Cartagena y Barranquilla. Por eso los pescadores ya no pueden vivir del río, porque la pesca ha bajado de 80.000 toneladas anuales a solo 7.000, y en el canal del Dique de 30.000 a solo 3.000”.

“En Colombia solo pensamos en territorios pero no en acuatorios, y como no existen regulaciones hídricas y pluviométricas, también tenemos afectaciones en el paisaje cultural cafetero y las ecorregiones del país”, señala el profesor Gonzalo Duque, director del Museo Samoga.

Señala además que “el Eje Cafetero es un jardín deforestado: los suelos aptos para bosques son el 54% y no tenemos sino la quinta parte, y los suelos aptos para potreros son el 5%, pero tenemos el 49% en potreros. Es decir, no hay una cobertura compatible con los desafíos del cambio climático”.

Esta situación conlleva un complejo panorama futuro. Según el académico, para el 2050 se habrá perdido la aptitud en el 50% de los suelos cafeteros colombianos. Quindío será el departamento más afectado en un escenario de cambio climático con incremento de lluvias y temperatura, que genera mayor humedad relativa y enfermedades fitosanitarias.

La histórica cifra de reducción del 36% de la deforestación en Colombia en 2023 permitió que la Unión Europea le entregara 47.000 millones de pesos al país para apoyar la lucha contras las múltiples amenazas a los ecosistemas terrestres. Sin embargo, la académica Noguera señala que el país no puede seguir pensando que hay ecosistemas más importantes que otros.

Pacto de País por el Río Grande de la Magdalena

Como parte de las diversas actividades planteadas por los investigadores de la UNAL frente a la protección de los cuerpos de agua, el académico Fabio Rincón, docente de la Cátedra Unesco, aseguró que durante los últimos 3 años ha estado trabajando con diversas instituciones y entidades en dicho pacto.

Como primera acción de este acuerdo, los expertos han construido un repositorio bibliográfico de los textos en los que el río Magdalena es protagonista, lo mismo que un recuento de las investigaciones y acciones realizadas en este afluente de más de 1.528 km de extensión. Con estas herramientas, los expertos crearon la estrategia “Haz tu tesis en el río Magdalena” para que los estudiantes se interesen en este cuerpo de agua.

El Pacto de País por el Río Grande de la Magdalena contempla realizar seminarios para acompañar a los interesados a conocer más sobre la importancia del río, y porqué es necesario conseguir que sea declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como itinerario cultural.

El próximo encuentro con los académicos se realizará en noviembre en Honda (Tolima), y toda la comunidad está llamada a participar y entender la importancia de este cuerpo de agua y de los ecosistemas en el país.

Insectos, las grandes víctimas del calentamiento global

* La prestación de servicios ecosistémicos por parte de los insectos aporta a la estabilización de la soberanía alimentaria. Foto Cortesía: Unimedios.

Agricultura & Ganadería

(UN – Jueves 29 de agosto de 2024).- “La pérdida de especies en el mundo sigue siendo acelerada, por lo que muchos insectos, plantas y microorganismos desaparecerán sin que el planeta los haya conocido”. Eso advierten expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en el Especial “La UNAL en la COP16” respecto a los efectos irreversibles del cambio climático.

Gracias a sus funciones en los procesos de polinización, control de plagas y descomposición, los insectos son vitales para la estabilidad y el funcionamiento de los ecosistemas. Sin embargo, se calcula que estas especies están desapareciendo a una velocidad 8 veces mayor que la de los mamíferos, aves y reptiles.

Para Sandra Uribe, docente de la Facultad de Ciencias y la Escuela de Biociencias de la UNAL, “el hombre ha visto a los insectos como agentes transmisores de enfermedades, que traen gérmenes, pero la realidad es que los bichos cumplen un papel fundamental en el bienestar de los humanos”.

“Los insectos son los polinizadores más importantes para vegetales y frutas, por eso contribuyen a la seguridad alimentaria y juegan un rol fundamental en la provisión, disponibilidad y calidad de los alimentos”.

Además, son descomponedores de materia orgánica, lo que contribuye a múltiples procesos naturales para garantizar la calidad del suelo, el agua y el aire; son en sí mismos una fuente de alimentos para otros organismos, y gracias a su papel en la fermentación permiten obtener una proteína de calidad usada hoy para alimentar aves, cerdos e incluso bovinos.

Técnicamente los beneficios que obtiene la humanidad de las funciones de la biodiversidad se conocen como servicios ecosistémicos, que en el caso de los insectos no son tan reconocidos, precisamente por el desconocimiento de estos seres.

Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señala que una de cada tres personas en el mundo consume insectos en su dieta, por lo que su existencia tiene un complejo vínculo con la vida en el planeta.

Sin embargo, actividades humanas como el uso de pesticidas en la producción agrícola, que se suman a los efectos del cambio climático, ponen en peligro a un gran número de especies. Los artrópodos –al igual que diversos microorganismos, vegetales y animales– requieren atención inmediata para preservar la integralidad de los ecosistemas.

Al respecto, la docente Liliana Hoyos, del área de Sanidad Vegetal de la UNAL, puntualizó en el Especial de Radio UNAL que “existe una tríada entre las especies que requiere la armonización de los espacios que cada una habita. Nosotros somos uno, porque somos interdependientes de las cadenas tróficas, en las que sin insectos no hay polinización, y sin microorganismos no hay vida”.

Otra situación por la que atraviesan estas especies y que requiere amplia atención y cambios en los sistemas de producción agrícola es el uso de pesticidas, que junto con los efectos del cambio climático siguen poniendo en peligro todas las formas de vida.

En este sentido se tienen experiencias como los sistemas agro-ecológicos, sobre los cuales la profesora Uribe explica: “inicialmente se partía del hecho de que teníamos que producir muchos alimentos –a medida que la población crecía – y hoy entendemos que el asunto en la naturaleza, en los ecosistemas y en los agro-ecosistemas no es tanto de competencia sino más bien de convivencia, redes, trabajo armonioso”.

Ante esta situación, los académicos aseguran que con voluntad política, y transformación social y cultural es posible lograr una armonización entre ecosistemas y así reducir el impacto de este fenómeno medioambiental.

El peligro que afronta el planeta a causa del fenómeno del cambio climático demanda atención desde todos los frentes, ya que los esfuerzos que se están haciendo para preservar la biodiversidad no son suficientes.

José Fernando Jiménez, director del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la UNAL Sede Medellín, indica: “el mayor riesgo frente a esta situación es que no necesitamos solo una adaptación pasiva a este fenómeno, necesitamos voluntad política que no se tiene, desarrollar mecanismos de educación, trabajo social y comunicación para llevar acabo la convivencia armoniosa”.

En el marco de la preparación del evento de la COP16 que se realizará en Cali, el Gobierno de Colombia anunció que se destinarán más de 930.000 millones de pesos a la protección de la Amazonia, La Mojana y La Guajira, además de otras acciones que seguirán buscando preservar la biodiversidad en el país.